Claro está que hay cosas complicadas y no muy aconsejables para ellos, como las rutas con visitas guiadas, seria agotador y muy aburrido para ellos, sin embargo, cuando estuvimos en Lanzarote fue todo un acontecimiento el estar dentro de un volcán en la cueva de los verdes, y ver los que para ellos fue asombroso: el museo de cactus, aunque no lo fue tanto cuando experimentaron lo que pasa al estar entre cactus sin cuidado, tuvimos que quitarles unos cuantos pinchitos pero nada más. Fuimos realizando las visitas teniendo en cuenta a los cuatro miembros que forman mi familia y puedo asegurar que ir de museo en museo no hubiera sido lo más acertado; sin dejar atrás la experiencia de viajar en avión que hubiera sido un poco más temerosa de no haber transformado el avión de repente en una nave espacial para poder ver todas las estrellas del cielo. Al que no hizo falta transformar en nada fue a este maravilloso camello llamado “Pancho” en este caso el miedo lo pasé yo, mi hijo lo adopto como otro miembro más de la familia y le decía :“Corre, Pancho, corre”